Seguro que has paseado por esas encantadoras calles empedradas con casas de paredes blancas, adornadas con los colores de las buganvillas. Esta planta trepadora es una de las favoritas del paisaje veraniego español y es más fácil de cuidar de lo que piensas. Vamos a conocer sus secretos:
La Buganvilla
La buganvilla es originaria de Sudamérica, nativa de bosques húmedos y climas tropicales. Lo curioso es que lo que nos llama tanto la atención no son sus flores, sino sus brácteas de colores morados, amarillos o rosas, que rodean las pequeñas flores blancas en su interior. Sus ramas llenas de brácteas trepan por techos, puertas, terrazas y balcones, añadiendo un toque tropical a cualquier espacio.
¿Cómo cuidarla para que florezca?
Para que tu buganvilla despliegue todo su esplendor, hay algunos cuidados fundamentales que debes tener en cuenta:
Sol, sol y más sol
La buganvilla es una amante del sol. Necesita mucha luz natural durante el día, prosperando en climas cálidos. Plantarla en un lugar sombreado es un error fatal, ya que seguramente sus hermosas brácteas no aparecerán.
Si decides tenerla en interiores, asegúrate de que colocarla en un lugar muy luminoso donde reciba luz solar abundante.
Cuidado con el suelo encharcado
Un suelo encharcado es una sentencia de muerte para la buganvilla. Asegúrate de que el suelo esté bien drenado y que se seque completamente entre riegos.
No necesita riego frecuente. En exterior, uno o dos riegos por semana durante los meses cálidos será suficiente. Mientras que en invierno, la frecuencia de riego se reduce aún más.
Recuerda que la buganvilla es una planta trepadora, así que proporcionarle estructuras como pérgolas o contornos para que se expanda y puede lucir su belleza.
Con estos sencillos consejos, tu buganvilla no solo florecerá, sino que será la envidia de todo el barrio. ¡Cuídala bien y disfruta de su belleza!